El Necronomicón

El Necronomicón es un libro ideado por el escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft. Según dice, lo escribió el poeta árabe Abdul Alhazred y su lectura provoca la locura y la muerte.

H.P. Lovecraft (1890-1937) se sigue considerando actualmente uno de los escritores de terror y ciencia ficción más influyente de la historia, y no sólo por sus extensos mitos de Cthulhu. En varios de sus escritos hace referencia al Necronomicón.

Según Lovecraft, fue el árabe loco Abdul Alhazred quién lo escribió, en el año 730 d.C., con el título Kitab al Azif (“sobre los aullidos de los demonios del desierto”), y trata sobre diversas divinidades y razas primitivas de la Tierra. Lovecraft cuenta que Alhazred perdió la razón mientras escribía el libro y que sus descripciones se basan en los descubrimientos que él mismo fue realizando a lo largo de su viaje de investigación por el desierto Arábigo, Babilonia y Egipto. Dice que por el camino fue a parar a una ciudad, cuyo nombre se desconoce, en la que había inscripciones que narraban sucesos históricos y misteriosos. Alhazred escribió su libro basándose en estos relatos. Lovecraft dice que en el 738 Abdul fue engullido en Damasco por un monstruo invisible.

El joven Lovecraft
De hecho, tras el nombre de Abdul Alhazred se esconde el mismísimo H.P. Lovecraft. Según ciertas informaciones, era un nombre ficticio que el autor se había puesto en la infancia, inspirado en la lectura de “Las mil y una noches” (Alhazred = all has read, el que lo ha leído todo). También se dice que gustaba de usar este nombre cuando, en sus “sueños diurnos”, se hacía pasar por árabe.

El Necronomicón se escribió en árabe aunque Lovecraft hable en algunos pasajes de “griego original”. El título en griego da pie a diversas interpretaciones, según se definan las diferentes partes constitutivas del nombre. Así, de acuerdo con Lovecraft, el título puede entenderse como “Libro de las leyes muertas”, “Representación de la ley de los muertos, “Ley de los retratos de los muertos”, “Libro de los nombres muertos”, o “Libro de las leyes de los muertos”.

Lovecraft logró llevar a cabo un extraordinario engaño al dar supuestos datos, o pistas, respecto al Necronomicón. Por ejemplo, señalaba que quedaban muy pocos ejemplares de tal libro "prohibido y peligroso". En el cuento "El horror de Dunwich" habla de que hay ejemplares en la UBA (Universidad de Buenos Aires), en la Biblioteca de Widener de Harvard, la Biblioteca Nacional de París, en el Museo Británico y en la inexistente Universidad de Miskatonic, en la ciudad de Arkham.

A partir de las publicaciones de Lovecraft hay en los mercados de libros, de modo no demasiado encubierto, varias ediciones del llamado Necronomicón. Hubo un caso en el que el libro, con gran aparato publicitario, se distribuyó en 8 volúmenes, para que el lector no enloqueciera.

Actualmente sigue vigente el rumor que nos remite al Museo Británico de Londres: según las malas lenguas, en el sótano se conserva escondida una edición, que, por cierto y según dicen, se puede examinar si se solicita previamente. Contradice este rumor otro según el cual el Necronomicón se encuentra bajo llave en una cámara subterránea del Vaticano desde que en la Santa Sede se considerara que demasiadas personas habían intentado invocar a demonios y espíritus siguiendo los presuntos rituales. Por último se habla de un estudiante que gastó la broma de incluir su ficha en el registro de la Biblioteca General de la Universidad de California, en la sección BL 430, dedicada a las religiones primitivas. Así el Necronomicón fue pedido insistentemente por alumnos y profesores. Y cómo si todo lo dicho fuera poco, dicen que el propio Jorge Luis Borges creó una ficha sobre el libro en la Biblioteca Nacional de Argentina.

Independientemente de si hoy en día existe o no un Necronomicón, la cuestión es si Lovecraft pudo de algún modo tener acceso a un libro de esas características. Según una interpretación general, parece no haber sido el caso; sin embargo, no le faltaron al autor fuentes de documentación adecuadas. Se ha comprobado que, en gran medida, Lovecraft (que frecuentó la escuela poco tiempo) adquirió sus vastos conocimientos gracias a la biblioteca de su abuelo materno, en la que había algunos libros de ocultismo. También su patrocinador, lord Edward Dunsany, estaba interesado en los asuntos misteriosos, pudiéndose dar así una posibilidad de intercambio.

La idea de insertar en relatos breves un libro tan inquietante como el Necronomicón a modo de elemento recurrente procede, según indicaciones del propio Lovecraft, de una obra de Robert W. Chambers, El rey en amarillo, que vuelve loco a todo aquel que la lee. Si se toma como base esta declaración, no existió en la vida de Lovecraft un libro que llevara por título “Necronomicón”. Lo cual no excluye, sin embargo, que hubiera colecciones de obras de ocultismo y grimorios de contenido similar.

En fin, un libro que, ficticio o no, es para tener en nuestra biblioteca.

Adieu!.

Para seguir leyendo:
- Cuento "Un capítulo de historia literaria".
-Museo de los fantasmas
-Personaje Museístico: Jack el Destripador
-Museo del diablo
-Objeto Museístico: La silla eléctrica
-Perfil Museístico: El asesino psicópata