
A pesar de que en muchos países están prohibidas por distintas leyes, igualmente se practican con el amparo de otras normativas regionales. A continuación la historia de una actividad plagada de partidarios, como así también de detractores.

El gallo ha estado presente en casi toda la historia de la Humanidad, ya sea como en Irán que espanta todos los males, como en el Código de Manú que es sagrado, como musa inspiradora de artistas, objeto de colección en distintos museos, en millones de monedas, escudos, banderas y cuadros, así como también en el cristianismo entre San Pedro y Jesús.
La palabra gallo proviene del latín gallus. Miles de años antes de nuestra era ya se realizaba la crianza y reproducción de los gallos de pelea. Sin embargo en tiempos pasados tuvieron orígenes en 2 raíces principales que son el Gallus Bankiva y el Gallus Sonerati, ambos de Asia Menor, llamado este último en la India Katukoli.

Posteriormente, esta práctica fue llevada a América por los conquistadores españoles (cuando los conquistadores desembarcaron en América, muchos de ellos trajeron sus gallos de combate debajo del brazo. Se dice que cuando Hernán Cortes llegó a México, entre las primeras cosas que hizo fue construir su gallinero para criar aves de peleas. No en vano México es la cuna de las riñas de gallos).

En los Estados Unidos, famosos presidentes eran amantes del juego; George Washington, Thomas Jefferson, Andrew Jackson, y Abraham Lincoln. Hubo un momento en que la Casa Blanca se convirtió en centro para la celebración de peleas de gallos. Incluso fueron sostenidas en los cuartos del comité presidencial.
Las peleas de gallos son legales en la mayoría de países latinoamericanos, así como en Islas Canarias y Andalucía (en el resto de España están prohibidas), y en países de Asia como Filipinas. En muchos otros lugares, las peleas de animales están estrictamente fuera de la ley, basadas en la oposición a las apuestas, la crueldad animal, o ambas.

Germán Valdéz, un gallero de tradición que vive en Tucumán, contó que en su provincia la temporada comienza el 1 de mayo y termina en febrero del año próximo y que se realizan todos los fines de semana y los días feriados. “En Tucumán participan todas las personas aficionadas a este hobby, vienen de otras provincias, y a veces de países vecinos”. Valdéz además dice que es mentira que los animales se mueren en combate y que a los gallos los drogan. “Eso sí -se encargó de aclarar- existe como en todo la excepción a la regla, quienes hacen grandes negocios, pero no son la mayoría”.

Por otra parte, los miembros de FABA (Fundación Argentina para el Bienestar del Animal) sostienen que es insostenible que un espectáculo de semejante crueldad que se realizaba en el siglo XVIII continúe produciendo miles de muertes de animales por el solo placer de ciertas personas”.

Particularmente no apruebo ningún acto de maltrato animal.
Adieu!.