La leyenda sobre Niccolò Paganini: el violinista del diablo.

Pocos solistas en la historia han sido recordados de la misma forma que el violinista genovés Niccolò Paganini (1782-1840).

Considerado el violinista más prestigioso de todos los tiempos, al igual que Fausto, su virtuosismo hizo que se tejiera una leyenda en torno a él, considerando que podría haber firmado un pacto con el diablo, quien le habría otorgado poderes sobrenaturales.

Algunos creían que era un mago, otros, incluso, afirmaban que era el mismísimo Satanás quien usaba el cuerpo del violinista para tocar sus macabras composiciones. La innovación en la presentación frente al público con el arco de su violín, era crucial para atrapar a sus espectadores: se decía incluso que el violín “lloraba” durante la interpretación. (sin duda, los efectos que Paganini generaba con su violín, en cuanto a técnica, iban más allá de todo lo conocido en esa época).



La leyenda:

Debido a su gran destreza con el instrumento dentro del público se empezaron a tejer historias, las cuales hacían referencia a que el violinista poseía dotes especiales.

Dentro de las leyendas más conocidas, se contaba que el artista había hecho un pacto con Satán y que sus habilidades tenían un carácter sobrenatural. Tales rumores fueron creciendo, alcanzando el plano de lo fantástico. Dentro de ellas la más fantástica contaba que Niccolò había asesinado a su amante, por lo que había sido condenado a prisión y solo disponía de un viejo violín con una sola cuerda hecha del intestino de la mujer asesinada* (efectivamente, Paganini compuso en 1818 una pieza para una sola cuerda denominada variaciones de Mosè-Fantasia, en la que utilizaba únicamente la cuerda “sol”).

*De esta leyenda podria desprenderse otra leyenda que cuenta que a partir del supuesto pacto con el diablo, en su violín guardaba el alma de mujeres que tenían una hermosa voz.

Por último, otro de los rumores fuertes que rodeaban la figura Paganini era el que contaba que a la edad de 5 años, el diablo apareció en los sueños de su madre para asegurarle que su hijo sería un fastuoso violinista. Dado esto, su padre, un talentoso con la mandolina y el violín, obligó a Paganini a practicar durante más de diez horas diarias para que dicho sueño se hiciera realidad.

Estas historias fueron desmentidas posteriormente por el mismo Paganini, aunque ya estaban muy arraigadas en la población europea, la que experimentaba un placer morboso repitiéndolas. 



•Cabe aclarar que en el siglo XIX se tenía la concepción que para que un demonio pudiera poseer a una persona, esta debería estar muerta. El aspecto de Paganini (piel extremadamente pálida, cabello negro, frente ancha y cuadrada y una delgadez cadavérica) apoyaba fuertemente la leyenda. 

Comentarios finales:

Fue tal la innovación en la técnica, que Niccolò partió en dos la historia de la música popular italiana. Su magistral y única forma de interpretación ejecutando el violín como si fuera víctima de una posesión demoníaca, producía en el público una sensación sobrecogedora y sobrenatural al ser espectadores de la música más agresivamente bella, que se pudiera escuchar en la época.