La leyenda de los cuervos de la corona británica


"Debe haber al menos seis cuervos, si no, tanto la Torre como la monarquía caerán”

Así reza la leyenda de los cuervos de la Torre de Londres, muy arraigada en la cultura británica desde hace más de tres siglos, una superstición que relaciona la presencia de estos seres alados con la estabilidad de la corona inglesa.


Resulta difícil dar con una fecha exacta sobre el origen de esta leyenda, pero según se sabe los cuervos aparecieron por primera vez en 1666, después del Gran Incendio de Londres. Cuervos salvajes, así como cerdos y otras aves llegaron en busca de cadaveres para alimentarse. Al parecer, la cantidad de cuervos comenzó a interferir con el trabajo del astrónomo real, John Flamsteed, quien hacía sus observaciones diarias con un telescopio ubicado en el observatorio de la Torre Blanca y le pidió al rey que los matara. Carlos inicialmente dió la orden de acabar con todas las aves pero llegó a sus oídos el rumor de que "si los cuervos abandonaban la Torre de Londres, la monarquía caería ". Inmediatamente el rey Carlos canceló el exterminió de los cuervos, instaló el Observatorio Real en Greenwich, a unas pocas millas de distancia, y ordenó que se cortaran las alas de seis cuervos para asegurarse de mantenerlos en la Torre.

Cuidadores de cuervos

Podría decirse que los cuervos de la Torre de Londres (Jubilee, Harris, Gripp, Rocky, Erin, Poppy y Merlina, quien falleció hace poco) son todos unos guardianes del futuro del reino británico y que por ello reciben un cuidado importante con especialistas que están a su disposición 24/7, quienes los atienden y alimentan a diario. La dieta de estos cuervos consiste de unos 170 gramos de carne cruda y galletas para aves mojadas en sangre, aunque también suelen consumir un huevo a la semana y un conejo que despedazan íntegro, con piel incluida.

Ahora se preguntarán cómo es posible asegurar que las aves permanezcan en la torre sin estar enjauladas, ya que su presencia es tan crucial. Se trata de un cuidado especial ejercido por el Ravenmaster o Maestro de los Cuervos, que consiste en sujetar una de sus alas. Expertos aseguran que es procedimiento que no es dañino, incluso no los incapacita para volar, solo que, al agregar peso a una de sus alas, garantiza que no se alejen demasiado.