Tasha Tudor: la artista que eligió vivir en el pasado.


Desde hace muchos años tengo un sueño recurrente en dónde estoy sentada frente a una ventana por donde entran algunos rayos de sol, llevo puesto un vestido negro, pañuelo en la cabeza, chal de lana gris en forma de cruz y estoy cosiendo un delantal blanco (siempre me he preguntado si mi amor por la costura tendrá relación con este sueño...). La imagen que les cuento es como una de las tantas obras de arte que público habitualmente en mi Instagram.
Sinceramente me encantaría vivir ¿nuevamente? en esos tiempos, pero no en la próxima vida... ahora mismo!. Muchas veces me dije que es imposible, pero ¿y si no lo fuera...?.


La artista que hoy les presento decidió vivir en ese fragmento de tiempo que tanto añoro, dónde todo pasaba como en cámara lenta. Su nombre es Tasha Tudor, y si aún no la conocen les va a encantar hacerlo.


Natasha (Tasha) nació un 28 de agosto de 1915 en Boston como la hija de un arquitecto naval llamado William Starling Burgess y una reconocida pintora de retratos, Rosamund Tudor. Aunque lógicamente su apellido era el de su padre, Tasha lo cambió por el de su madre cuando ambos se divorciaron teniendo ella 9 años.

Una vez divorciada, su madre decidió retomar su carrera en Nueva York y, pensando que Greenwich Village, en plena efervescencia de la era del Jazz, no era el lugar adecuado para una niña, la envió a Redding con una bohemia pareja de amigos. Con ellos descubrió el gusto por los libros y el teatro.

En 1930, volvió a vivir con su madre cuando ésta se mudó a una granja en Redding. Su madre continuó pintando retratos. Además, poseía una tienda de antigüedades y regentaba una tetería en el sótano de su casa. Tasha ayudaba con las antigüedades y la granja.

En 1938, contrajo matrimonio con el que fue el padre de sus 4 hijos, Thomas McCready. Tasha les inculcó, no solo su amor por la naturaleza, sino también la celebración del paso de las estaciones y de las fechas señaladas. La Navidad y San Valentín eran su favoritas.


Si bien Tasha fue una de las ilustradoras de cuentos infantiles más reconocidas de los Estados Unidos y de todo el mundo no fue solo su arte lo que la hizo famosa, sino su forma de vida que parecía sacada de un cuento de hadas. Tasha solo existía en un estado de nostalgia perpetua, y eso es lo que me ha encantado de ella. Esa nostalgia la llevó a crear su propio modo de vida, su propio universo, del que todas las generaciones que la sucedieron se han sentido orgullosas. Su adorable casita en Marlboro, Vermont (bautizada "Corgi Cottage" en honor a su raza de perro predilecta, el corgi) fue construida por su hijo Seth tomando como inspiración el hogar de unos amigos cercanos de la ilustradora. Seth todavía vive con su familia en esa casa que actualmente también es museo.


Tasha desarrolló un estilo de vida autosuficiente propio del s. XIX -sembraba, hilaba, tejía, recogía huevos, ordeñaba cabras...-, puso tanta dedicación cultivando el jardín que coloreaba su día a día como en sus minuciosas acuarelas; vistió vestidos largos con delantales, jerseys tejidos por ella, pañuelos en el pelo…y evitó los zapatos siempre que podía. Y, mientras tanto, se dedicaba a su mayor pasión: el arte.


La pintura y la ilustración eran un pilar fundamental en su vida. Ilustró cerca de 100 libros y creó un universo artístico plagado de corgis y animales parlantes. Ofrecía conferencias y charlas inspiradoras en colegios, museos y bibliotecas, y sus colecciones de antigüedades y enseres de la vida cotidiana resultaban de gran interés hasta el punto de ser exhibidas en muestras públicas (a lo largo de su vida, Tasha recibió numerosos premios tanto por su trabajo como por su pintoresco modo de vida, como la Medalla Randolph Caldecott en 1945).


Su ilustración se centraba mayormente en minuciosos trabajos de acuarela en los que reflejaba una realidad olvidada, perdida como en el tiempo. Prados verdes, casitas bajas con hermosos jardines, el día a día de las personas de antaño y el suyo propio, bodegones, animales, escenas de cuentos y leyendas y situaciones cotidianas, tan extrañas para el ciudadano moderno.


La vida y obra de Tasha Tudor me parece una de las cosas más encantadoras que he visto. Notaron la paz de su mirada?. Es el reflejo de un alma feliz que disfrutó cada instante de su vida.


Los invito a que conozcan su sitió web oficial Tasha Tudor and Family, donde su familia se ha encargado de recopilar su biografía, su obra y fragmentos de su vida personal en un encantador y emotivo archivo. Preparen una buena taza de té, los espera un bellísimo viaje en el tiempo.



Cariños para todos.
Agustina