Ziggy Stardust

Comenzaban los ’70 y con ellos amanecía una época en la que los mejores exponentes del arte ofrecieron sus trabajos más deslumbrantes. David Bowie respondió como un perro recién soltado de su correa y con sus 7 años de experiencia en la profesión y los 3 discos que tenía a sus espaldas, logró convertirse en la imagen de la ambigüedad sexual más memorable del mundo.


La odisea andrógina había comenzado. Ziggy Stardust llegaba a nuestro planeta con un enterito de lurex plateado y extremadamente apretado. Su pelo era de un rojo muy vivo. En torno al cuello llevaba una capa estampada con motivos orientales, ribeteada de seda amarilla, que utilizaba como abanico y marcaba el tiempo con sus botas altas de plástico rojo.


Quiero asombrar a la gente, no limitarme a subir al escenario y soltar unas cuántas canciones nuevas. Eso no lo puedo hacer. Lo último que me propongo ser es una radio. Más bien soy un televisor a color (1972).
Bowie dijo que el icono del pop británico se basaba, irónicamente, en 2 figuras de culto norteamericanas, Iggy y Lou Reed. Pero el personaje, en la medida en que era una caricatura, también tenía una fuerte inspiración en Andy Warhol. Era evidente que Ziggy era el producto de lo que Bowie había visto en EEUU. Incluso “Stardust” era un homenaje al mitómano mundo de Los Angeles. La mezcla se completaba con una combinación de H. P. Lovecraft y el “Stranger in a Strange Land” de Robert Heinlein. Años más tarde, Bowie afirmaría que Ziggy estaba basado en el “Elvis francés”, Vince Taylor, cuya carrera terminó cuando anunció a sus fans que era Jesucristo.


Ziggy Stardust y los Spiders de Marte aterrizaron por primera vez sobre el modesto escenario del pub Toby Jug, en Tolworth, el 10 de febrero de 1972. Causaron sensación. Mentes menos analíticas definieron los conciertos como “salvajes”, “tremendos”, “increíbles”, y “alucinantes”; la sintonía con el público era extraordinaria. Ziggy se había convertido en un peso pesado del glam rock. Sólo Gary Glitter y Alice Cooper podían competir con él. Había nacido una estrella.


En junio de ese mismo año apareció el álbum The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (El ascenso y la caída de Ziggy Stardust y las arañas de Marte). El argumento era fantástico: un extraterrestre bisexual llega a la Tierra, se hace estrella del rock y le revela a los humanos que tienen 5 años antes de la extinción del planeta, tras lo cual decide convertirse en una especie de “mesías rockero” para salvar al mundo de la destrucción . Finalmente termina por abandonar sus objetivos siendo víctima de su propio éxito.


En todas partes la influencia de Bowie era evidente. Para la mayoría de los adultos, por supuesto, David era el emblema de la conducta turbia, antisocial, y, en el mejor de los casos, una imagen inquietante en la pared de un dormitorio. En la Gran Bretaña de aquellos años, a Ziggy se lo amaba o se los odiaba. A pocos dejaba indiferente.
  
En Inglaterra podría haber sido Hitler. No hubiera resultado difícil. Solo los conciertos eran tan tremendamente terroríficos que hasta los periódicos decían: “Eso no es rock, es el jodido Hitler. ¡Hay que hacer algo!"…Y tenían razón. Era espantoso. Creo que podría haber sido un jodido Hitler. Un dictador extraordinario. Muy excéntrico y totalmente loco”. (Febrero 1976).

A finales de 1972, Bowie ya no se limitaba a disfrazarse. “¡Llámenme Ziggy!, Llámenme Ziggy Stardust!”, declaro a los críticos norteamericanos que lo entrevistaron en el Hotel Dorchester.
En 1973, el personaje al que Bowie había descrito una vez como “la anarquía total” se había convertido en una camisa de fuerza. Cuando Bowie se vestía de Ziggy, era algo más que una interpretación, era como una posesión real. Circulaban rumores, sobre todo en las revistas juveniles, de que el mismo Bowie se consideraba un ser de otro planeta. En Los Angeles se negaba a salir durante el día porque decía solemnemente que “se derretiría”.


Ziggy estaba cargándose al propio Bowie, así que fue éste el que decidió poner punto y final a la corta pero intensa vida del extraterrestre el 3 de Julio de 1973 con el último concierto de dicha gira en el Hammersmith Odeon de Londres, anunciando y proclamando a los 4 vientos que éste sería su último espectáculo junto a las Arañas de Marte.






Posteriormente, Bowie creó un personaje llamado Aladdin Sane, una especie de Ziggy en Norteamérica”. La transformación se llevó a cabo mediante un circulo blanco pintado en la frente y, para la portada del álbum Aladdin Sane, un relámpago pintado en la cara. Bowie estaba decidido a que el personaje, esta vez, fuera su ciervo y no el amo de su autor.

Adieu!

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