Zuri, la bebé gorila y Eliza, la bebé humana

Zuri es una gorila que nació por cesárea. La falta de interés de su madre estuvo a punto de matarla de hambre y la condenó al peor castigo para su especie: la soledad y marginación de sus congéneres. Esta situación es incompatible en el desarrollo físico y mental de estos primates.
Por este motivo los veterinarios del zoológico de Cheyenne (Colorado, EEUU), decidieron remediarlo y en lugar de recurrir a un muñeco artificial, consideraron la posibilidad de experimentar con un bebé de la misma edad que Zuri. Dio la casualidad de que la directora de marketing había tenido una hija casi al mismo tiempo en que la pequeña Zuri vino al mundo. No fue para nada difícil convencerla para que Eliza, que en el momento de la experiencia tenía 18 meses, se convirtiese en quien ayudara a la simia a alcanzar un desarrollo físico y emocional adecuado.



Cuando Zuri, la bebé gorila, y Eliza, la bebé humana, se encontraron por primera vez, ambas se quedaron mirándose durante un largo tiempo.


Permanecieron frente a frente sorprendidas, (y por qué no, encantadas) hasta que, de repente, ambas se apartaron. Los juguetes las tranquilizaron y no hubo que esperar demasiado para que, finalmente relajadas, compartieran y jugaran sin mostrar la menor desconfianza. Parecían 2 amiguitas del mismo jardín de infantes.


Veamos. Entre los grandes monos, los gorilas son los más tímidos. El grado de inteligencia de este grupo es, no obstante, el más elevado de todos los simios.
Para determinarlo con más exactitud, la Facultad de Psicología de Barcelona, junto con el Zoo de esa ciudad, realiza, desde el año 1998, una investigación en la que también se interactúa con chimpancés, bononos y otros simios. Se trata de conocer su capacidad de autorreconocimiento frente a un espejo (el uso del espejo se ha mostrado como un buen instrumento para determinar el nivel de autoconciencia, una facultad sólo presente en especies con cierto grado de racionalidad).


La experiencia se realizó con 100 chimpancés, la mitad de ellos con menos de 6 años. Entre los mayores de 6 años, el 80% se reconoció en el espejo, mientras que entre los menores de esa edad sólo lo hizo el 10%. En la especie humana, el mecanismo es idéntico, si bien la maduración tarda más en llegar. Por el contrario, con todos los gorilas se obtuvieron resultados negativos (excepto en un caso, el de la famosa Koko, la gorila que aprendió a hablar mediante signos. Ella sí se reconocía frente al espejo).

 Mientras tanto, en Cheyenne, la pequeña y hermosa Zuri, sin utilizar ningún espejo, aprendió lo que es su reflejo. Aunque este sea de piel blanca, rubio y se llame Eliza.

 Adieu!!.