Museo de la Publicidad

Si crees que la publicidad no sirve, considera los millones de personas que ahora creen que el yogur es rico”. (Joe L. Whitley).

En inglés, la palabra “advertising” (publicidad) deriva del latín “ad vertere”, que significa “mover la mente hacia”.

La publicidad existe desde los orígenes de la civilización y el comercio. Desde que existen productos que comercializar se ha tenido la necesidad de comunicar la existencia de los mismos; la forma más común de publicidad era la expresión oral.


Varios autores coinciden en que el primer aviso publicitario tiene casi 3mil años de antigüedad. Un papiro egipcio, encontrado en Tebas que se conserva aún en el museo Británico de Londres, reza lo siguiente:

"Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono Hapu, el tejedor, este invita a todos los buenos ciudadano de Tebas a encontrarle. Es un hitita, de cinco pies de alto, de robusta complexión y ojos castaños. Se ofrece media pieza de oro a quien dé información acerca de su paradero; a quien lo devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejan las más bellas telas al gusto de cada uno, se le entregará una pieza entera de oro".

Los sirios, fenicios, árabes, griegos y cretenses realizaban el trabajo de mercadeo o comercio. Hace más de 2500 años las caravanas de mercaderes babilónicos se valían de hombres heraldos, de voz potente y clara pronunciación para anunciar sus productos. Los griegos contaban con pregoneros que anunciaban la llegada de los barcos con cargamento de vino, especias y metales. Con frecuencia, el pregonero iba acompañado de un músico que sólo se mantenía en el tono adecuado. Los pregoneros después se convirtieron en el medio más común de anuncios públicos en muchos países europeos, como Inglaterra o España, y continuaron en boga durante muchos siglos más.

Uno de los primeros métodos de publicidad consistía en pintar los anuncios en los muros. Los arqueólogos han encontrado numerosas muestras de esta técnica, en especial en la antigua Roma y en Pompeya (un anuncio hallado en Roma informa sobre un terreno puesto a la venta y otro, encontrado en una pared de Pompeya, anuncia una taberna situada en otra ciudad).
Otro método de publicidad, o más bien propaganda política, era el marcado de las monedas con el rostro del emperador, pues que de ésta forma el gobernante sería conocido por sus súbditos ( y con ello su cara más familiar) y volvería a ser elegido en las próximas elecciones con mayor facilidad. Así, la publicidad a través de las monedas era más eficiente, y menos pesada, que los bustos de las esculturas.

Pero aunque haya anuncios gráficos desde la antigüedad, la publicidad impresa no se desarrolló en realidad hasta la aparición de la imprenta de Gutemberg. La marca registrada mediante un signo bidimensional o tridimensional que simboliza una empresa o un producto apareció por primera vez en el siglo XVI, cuando los comerciantes y los miembros de los gremios empezaron a disponer estos símbolos a la entrada de sus tiendas. Entre las marcas que han sobrevivido de esta época destaca la barra rayada de los barberos. Al mismo tiempo, el crecimiento de los centros urbanos propició el desarrollo de la publicidad como medio de comunicación masivo.

En 1711, el periódico “The Spectator”, descubre que la venta de publicidad permitiría abaratar los costos del ejemplar ya que los anunciantes serían quienes financien los costos de la edición. De este modo, surge el concepto moderno de tarifa publicitaria en el cual un medio cotiza el valor de su espacio publicitario en función de la tirada o el rating.

En 1845 nace en Francia la primera Agencia de Publicidad: "Societé Géneérale des Annonces", destinada a prestar servicios a los anunciantes y a mediar entre estos y los medios de comunicación.

Ya con el siglo XX se inicia el desarrollo y la profesionalización de la actividad publicitaria que creció al ritmo de la tecnología y la progresiva globalización.

De esta forma, la evolución gráfica publicitaria, que de por sí es muy interesante, se puede dividir en las siguientes etapas:

-Primera etapa: Hasta la mitad del siglo XX. Esta etapa se caracteriza por una demanda muy superior a la oferta, es decir se vendía todo lo que se producía, ya que el problema era producir. Esta etapa se corresponde con el Estado de bienestar en el que había un gran consumismo. En estos primeros anuncios era suficiente con mostrar y destacar las posibilidades del producto.
-Segunda etapa: Comienza a partir de los años 50, donde el problema es vender. Existe pues, una oferta muy superior a la demanda. En la época anterior las propiedades del producto era el distintivo, pero al usarse una y otra vez, al público le resultaba cada vez más difícil entender por qué el producto era especial. Es preciso inclinar la preferencias del consumidor hacia una marca, producto o servicio determinado, destacar sus cualidades, y en particular, "la novedad". La publicidad se enfrenta al reto de destacar artículos de corta implantación en el mercado sustituidos constantemente por otros nuevos.
-Tercera etapa: La publicidad comienza a actuar en el terreno social: creencias, comportamientos, sentimientos y conductas. Así, la publicidad es un instrumento que refleja o condiciona comportamientos sociales.
- Cuarta Etapa: La publicidad no sólo vende productos, vende utilidades, beneficios y satisfacciones. Puede incluso que la "utilidad" del producto sea claramente diferente de la satisfacción producida. La utilidad de un producto ha dejado de constituir un motivo de compra, especialmente en aquellos productos claramente superfluos. La publicidad ha dado un nuevo sentido al acto de la compra: autos "deportivos", perfumes "irresistibles", por el "bienestar" de los hijos, por cuidar la naturaleza, etc.
- Publicidad moderna: Se caracterizan por destacar las cualidades de los consumidores del producto. En la actualidad no basta con sólo lanzar un comercial o una pieza gráfica para esperar un buen resultado, los consumidores están bombardeados de publicidad en cualquier lugar que vayan. El mercado es cada vez más exigente y poco receptivo con la publicidad. Nacen entonces las experiencias de marcas, el BTL, el llamado Insight, Advergaming, Placement y muchas otras maneras de llegar al consumidor de manera creativa y persuasiva, buscando muchas veces no solamente la compra del producto, sino una experiencia positiva con el mismo.

En fin. La historia de la publicidad, y todo su mundo, es realmente apasionante. Si les interesa saber más, mucho más, sobre el tema les recomiendo lo siguiente:

- “Posicionamiento” (El concepto que ha revolucionado la comunicación publicitaria y el Marketing). Al Ries y Jack Trout. Un libro indispensable y muy bueno.

- El Marketing según Kotler. Otro libro indispensable y de muy fácil lectura.

- Mad Men. Serie de televisión creada por Matthew Weiner y producida por Lionsgate televisión.
Ambientada en Nueva York durante los años 60, la serie gira alrededor del apasionante, conflictivo y competitivo mundo de la publicidad, y sigue las historias de los hombres y mujeres que trabajan en la agencia Sterling Cooper, especialmente la de Donald “Don” Draper, Director creativo y socio de Sterling (confieso que tanto Mariano como yo somos totalmente fanáticos de esta serie).

- ISP (Instituto Superior de Publicidad) perteneciente a AAAP (Asociación Argentina de Agencias de Publicidad). El mejor Instituto para realizar las carreras de Redacción Publicitaria, Dirección de Arte, Planificación de Medios y Dirección de Cuentas.

Por último, también les recomiendo, a todos los que vivan cerca o posean un bolsillo bastante holgado para poder viajar, el Musée de la Publicité (Museo de la Publicidad).

Este museo es el primero de estas características en el mundo, se abrió al público el 18 de noviembre de 1999. Cuenta con amplias colecciones internacionales que abarcan todas las épocas y campos de la publicidad (postres, objetos, anuncios en televisión, cine, prensa y radio) y combina una cobertura exhaustiva del pasado con una gran sofisticación tecnológica.
Palais du Louvre - 107, rue de Rivoli
75001 Paris
Tel.: +33(0)1 44 55 57 50
Metro: Palais Royal

Un museo que, Dios y billete de por medio, me encantaría visitar!.

De yapa:



Adieu!!.