Historia de la minifalda

Cuando en el invierno de 1965 el modisto francés André Courrèges hizo desfilar a docenas de modelos con botas blancas, vestidos angulares y minifaldas (una prenda nueva, 10 centímetros por encima de la rodilla) el público quedó totalmente en silencio. Courrèges había mostrado no sólo una moda nueva sino también la mujer que la llevaría.

Al otro lado del canal, precisamente en Inglaterra, Mary Quant, una joven diseñadora dueña de una tienda, había confeccionado su propia minifalda, mucho más corta (35 a 45 centímetros) que la del modisto francés.

Mary Quant

El largo de la falda de Mary Quant era totalmente novedoso y también la clientela de su tienda de Londres, Bazaar: Quant atendía a mujeres “reales”, no a una elite social. Sus diseños fueron tan populares que el local se quedaba constantemente sin stock. Mary, que en ese entonces tenía tan sólo 21 años, compraba género nuevo cada mañana, cosía todo el día y por la noche ya había vendido toda su ropa. Rápidamente se hizo famosa y fue apodada “Courrèges de la clase obrera”.


“Pienso que rompí con los conceptos sofocantes que Chanel, Dior y otros modistos tenían sobre la moda, cuando creé estilos a nivel de la chica trabajadora. Todo resultó en una democratización de la moda y la diversión… Fue muy satisfactorio ver que no sólo las modelos de los sesentas usaban mis prendas, sino también los nobles y los millonarios. Ellos tenían todo, excepto ropa divertida… Lo snob pasó de moda y en las tiendas encontrabas a duquesas y mecanógrafas empujándose por comprar el mismo vestido… La moda se había convertido en un instrumento de igualdad”, decía Mary.

A fines de ese año, la revolución de la moda completó su círculo: Courrèges, como si se hubiera dejado influir por una máxima de Mary Quant (“Los modistos, incluso los parisinos, confirmarán mañana el prêt a porter de hoy”) se decidió a fabricar vestidos más económicos para cualquier mujer en lugar de coser ropa a medida para las adineradas parisinas. “Quiero que cualquier mujer pueda llevar un Courréges”, dijo.

La minifalda, barata y atractiva, estaba al alcance de cualquier mujer que se atreviera a llevarla. Lo hicieron millones, desde la muchachitas comunes y corrientes a famosas como Brigitte Bardot.

En fin, una prenda que marcó una época en la historia de la moda y que, pese a los años, sigue tan vigente en todas, o casi todas, las mujeres.

Adieu!.