El unicornio ¿existió alguna vez?

Reyes, caballeros, cortesanos, cuentistas, cronistas e incluso Sumos Pontífices; todos se equivocaron. El unicornio jamás existió. Cuando aquellos creían beber en copas, vasos o cuencos labrados en cuerno de unicornio, o caminar ayudados por bastones del mismo material, les vendieron gato por liebre.

El bello y misterioso unicornio no es más que un animal de ficción, un producto de la fantasía humana.Bien es cierto que algunos pasajes poéticos del Antiguo Testamento hablan de un robusto y espléndido animal cornudo, al que llama re´em, cuya figura alimentó durante siglos la firme creencia que se ha tenido en el mundo del mitológico unicornio. Interpretaciones bíblicas posteriores tradujeron la palabra hebrea, que en realidad significaba bisonte –animal que los copistas y traductores alejandrinos desconocía-, por la griega monokeros, es decir, unicornio: introduciendo así su leyenda en tradición occidental.

Hay que admitir también que el unicornio, tal y como lo ha descrito siempre la literatura, resulta mucho más verosímil que otros animales de fábula. De haber existido, no nos habría sorprendido más que el ornitorrinco o el canguro, que tanto asombraron a los descubridores de Australia en el siglo XVIII (a excepción de ese tan característico y particular cuerno ensortijado y puntiagudo que le nace en la frente, el perfil del unicornio podría confundirse con el de un común y corriente caballo de distintas tonalidades blancas).

A través de los siglos, lo que más ha llamado la atención del unicornio ha sido precisamente su imponente cuerno, al que se atribuían poderes sobrenaturales: aquellos que bebieran el asta pulverizada en forma de polvo, quedarían inmunes a los envenenamientos y enfermedades tan terribles como la epilepsia (para curar las heridas se preparaba un ungüento a base de hígado de unicornio, y cuando en el siglo XVI Martín Lutero agonizaba en su lecho de muerte, su discípulo, el conde de Mansfeld, le dio a probar 2 cucharadas del polvo mágico de unicornio para revitalizarlo, desde ya, sin éxito alguno).

A parte de sus propiedades curativas, el cuerno del unicornio constituye desde tiempos prehistóricos un símbolo de fuerza, de potencia y fecundidad (tal vez sea éste uno de los aspectos más interesantes que aporta el mito del unicornio).

La casualidad hizo que, en 1905, unos excavadores eslovacos encontraran los restos de unos extraños esqueletos en forma de cuernos retorcidos en el pozo de la mina. A pesar de que los trabajadores ocultaran en sus casas aquellos huesos para desmenuzarlos, pronto se difundió el rumor de que se habían encontrado en el país restos de unicornio, hasta llegar a oídos de un instituto arqueológico. Pero cuando los científicos examinaron los huesos que quedaban enteros, llegaron a la conclusión de que no se trataba de cuernos de unicornio sino de mamuts.Esta ha sido la única vez que la ciencia se ha aproximado a estudiar el mito. Hasta entonces todo habían sido meras especulaciones. Sin embargo, la lista de personas que afirman haber visto uno es aún más extensa que la de quienes aseguran haber visto a Nessy, el monstruo del lago Ness, o al mismísimo Yeti.

Uno de los tantos informes data del año 1483. Según consta en el diario de viajes de 3 peregrinos por Tierra Santa –el maguntino Bernardo Breydenbach y sus acompañantes, el conde Solms y el padre Felix Faber-, desde una colina cercana al monte Sinaí divisaron la figura de un extraño camello que su guía beduino les identificó como unicornio. Otro observador, el italiano Ludovico Barthema, proporciona una descripción más exacta de la pareja de unicornios –regalo del rey de Etiopía al sultán de la Meca-, que decía haber visto en un parque próximo a la ciudad. Barthema resalta que los unicornios tenían pezuñas delanteras, como las vacas, y sin hendir las traseras, como los caballos.Ya antes el célebre Aristóteles, descubrió que todos los animales con 2 cuernos poseen pezuñass en sus patas. Y, como creía en los unicornios, dedujo que éste también tendría sus uñas juntas. Aristóteles no fue un ingenuo. La prueba es que 2 milenios más tarde, en el siglo XVII, el filósofo Leibniz estaba firmemente convencido de que, si bien habían desaparecido, debieron haber existido con anterioridad.

Pero el hombre del siglo XXI no se deja convencer por tales pruebas; los medios de comunicación han diseñado un mundo moderno que ha desintegrado, poco a poco, la cultura mítica, desterrando las supersticiones. El hombre de hoy en día, ya no necesita ir en busca del fascinante y misterioso polvo mágico del cuerno, ¿por qué?, sencillamente porque cuenta con remedios más eficaces para curar sus males.

Pero, ¿cuál fue el origen de este ser mitológico?, ¿cómo llegó a concebirse tal criatura?. Porque, una cosa es describir a un ser que pueda observarse en la naturaleza y, otra muy distinta, inventarse uno que no existe, haciéndolo además de manera tan convincente que todo el mundo llegue a tener fe ciega en su existencia real.

Afortunada y felizmente disponemos de muchos relatos acerca del origen del legendario unicornio. Parece ser que, aunque la primera vez que aparece retratado fue en algunos relieves asirios, habría que esperar hasta el siglo V antes de Cristo para que el griego Ctesias diera forma literaria al fantástico animal. En sus crónicas de viajes conservadas hasta nuestros días, asegura que en la India de entonces existían unos animales salvajes del tamaño de un caballo, de cuerpo blanco, cabeza rojiza y con un único cuerno que les surgía de la nariz. Ctesas admite no haber estado nunca en la India, ni haber visto unicornios personalmente, pero asegura convencidísimo que los cazadores arriesgaban su vida por capturarlos para adquirir el preciado botín de sus cuernos milagrosos.

Siglos más tarde, el escritor Physiologos que vivió en la ciudad egipcia de Alejandría en el siglo II después de Cristo habla del unicornio en su libro titulado “Conocedor de la Naturaleza”. El libro en cuestión se perdió, pero fue tan popular en sus días que muchos copiaron de él, conservando así sus escritos hasta la fecha. Según relata Physiologos, el unicornio era del tamaño de una dulce cabra, graciosa y juguetona, pero a la vez salvaje y difícil de capturar (el único método efectivo para hacerlo era ofrecerle una virgen como anzuelo. Porque, cuando el hermoso unicornio se encontraba frente a una joven virginal se volvía manso como un cordero. Curiosamente, en las representaciones medievales los unicornios aparecen generalmente acompañados de muchachas vírgenes).

Es interesante, y curioso a la vez, pensar hasta dónde ha llegado la superstición de la gente que incluso, ha guardado algunos cuernos como toda una reliquia. Todavía hoy, en la iglesia de San Marcos de Venecia, se conservan 3 cuernos auténticos de unicornio. Dos de ellos se encuentran entre los bienes eclesiásticos desde el año 1204.

Pero aún sigue una cuestión pendiente. ¿Por qué ha creído la humanidad voluntariamente en la existencia del unicornio?.
El unicornio simboliza la pubertad, ese momento en que un joven aún ignora que es hombre y una jovencita todavía no sabe que es mujer…hasta que ambos se encuentran para ayudarse en su camino hacia el mundo de los adultos. El mensaje mitológico es claro: la adolescencia es el despertar a la sexualidad. Por eso su leyenda ha permanecido tanto tiempo entre nosotros, porque durante generaciones nos ha ayudado a despertar…

La fauna de Alarcón.

Adieu!!.

Para seguir leyendo:
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-Museo de las Brujas de Salem
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-Fantasmas famosos
-Enigma Museístico: El Necronomicón
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-Superstición Museística: El color amarillo
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