La historia del Tenis

El escritor francés Jean Giraudoux lo definía, a principios del siglo XX, como “esa danza triste que inventaron los ingleses para esperar la hora del té”. Pero, desde entonces, este deporte saltó de Gran Bretaña a Sudáfrica, de Australia a Canadá…y hoy se calcula que unos 200 millones de personas lo practican en todo el mundo.

Los orígenes del tenis se confunden con los del juego de pelota. Ya la Odisea relata que Nausica, una de las protagonistas de la obra, se divertía con sus doncellas lanzando una bola ligera con las manos; ésta caía al río entre el griterío de las muchachas, que despertaban a Ulises. Sabemos que en Roma practicaban este juego los patricios; y Tito Livio cuenta que en el honorable Catón el Censor se relajaba con este deporte cuando perdió las elecciones al consulado. Los romanos enseñaron a jugarlo a todos los pueblos que formaban su Imperio. Los galos -franceses- se aficionaron especialmente y luego se pasaron siglos practicando el jeu de paume (juego de la palma de la mano), que consistía en pasar una pelota de unos jugadores a otros por encima de un cordel tirante en medio del campo.

Según sostienen hoy los franceses, la palabra “tenis” sería una deformación anglosajona de la expresión “tenez” (tomad) que gritaban los jugadores franceses al arrojar la pelota.Rápidamente codificado, el jeu de paume se practicaba sobre un terreno rectangular de 32,5 metros de largo por 11,5 de ancho, separado por una cuerda. Las pelotas se fabricaban con ovillos de lana. Los puntos se contaban de 15 en 15 ¿por qué esta extraña costumbre?, porque, según una de las tantas teorías, las monedas seguían entonces el sistema sexagesimal; un denario de oro valía 15 monedas y 4 denarios equivalían a 60 monedas. Así, los puntos, según esta hipótesis, seguirían la misma lógica: 15,30, 45 y 60. Existe también otro argumento que adjudica la forma de puntear al reglamento de un juego antiguo llamado la picardía; se trataba de un juego de pelota que se practicaba en un terreno de 120 metros, separados en la mitad por un cordel; cuando el jugador ganaba un golpe, avanzaba 15 pasos hacia la línea divisoria, luego otros 15…y cuando llegaban al hilo, habían vencido.

El tenis fue en sus comienzos en Francia un placer de reyes. Un privilegio que estaba prohibido legalmente a los plebeyos. En los archivos se conservan numerosos documentos que condenan casos de transgresores, de ciudadanos que se habían atrevido a jugar a la pelota a espaldas de la ley. Naturalmente, la prohibición se esfumó tras el triunfo de la Revolución Francesa. En varias oportunidades, la aristocracia tuvo que pagar muy caro ese derecho especial: en 1316, Luis X murió de un enfriamiento, convertido en pulmonía, adquirido después de un partido de jeu de paume. En 1598, otro rey, Carlos VIII moría de un golpe en la cabeza mientras se trasladaba a la localidad de Amboise para disfrutar de un encuentro. A finales del siglo XVI existían solamente en París 250 pistas cubiertas para jugar al jeu de palme; reinaba entonces Enrique IV. El aristócrata inglés sir Robert Dallington contaba a su regreso de Inglaterra, tras un viaje al país galo, que en Francia había más jugadores de tenia que bebedores de cerveza en Gran Bretaña. Afirmación que no podía ser rigurosamente cierta, dada la prohibición de la que hemos hablado; pero este comentario pone de manifiesto lo extendido que estaba el deporte entre las capas más altas de la sociedad.

Posteriormente cayó en desuso en Francia. Pero el deporte cruzó el canal y tomó posesión en Gran Bretaña, donde adoptó una reglamentación y una forma bastante más parecida a nuestro tenis actual. En 1872, un ciudadano de su majestad, el mayor Harry Gem, fundó el primer Lawn Tennis Club, tenis sobre hierba. Durante el invierno de 1874, un comandante inglés llamado Walter Clopton Winfield solicitó una patente británica para introducir el uso de una pista portátil “a fin de practicar el antiguo uso del tenis”; se trataba de una pista más perfeccionada, al aire libre y con una red en la mitad de un campo de hierba. A este invento le puso el nombre de sphairistiki, termino procedente del griego con el que designaban los juegos de pelota; lógicamente nadie se molestó en repetir esa palabra, que pronto fue olvidada. Y prevaleció la expresión tenez de los franceses transformada en tenis.

La reglamentación de las raquetas apareció también en esos años. De hecho, este instrumento ya era usado por los españoles en el siglo XIV (el trinquete valenciano emplea una raqueta semejante) y por los italianos, que se consideraban los inventores de este deporte. En Francia e Inglaterra, como hemos visto, tardaron mucho más en conocerse. En 1869 un cirujano inglés inventó unos ligamentos construidos con peritoneo de buey e intestino de cordero, La pelota de caucho empezó a usarse también en esas mismas fechas. Y el tenis británico se lanzó de esta manera a la conquista del mundo deportivo, como antes ya habían hecho los romanos.

En nuestro país, Argentina, los primeros partidos de tenis –juego introducido por los ingleses- se realizaron en casa de la familia Henry, en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Años más tarde, el 5 de abril de 1892, y debido al esfuerzo de 4 ciudadanos ingleses: H. Herbert, C. Thurby, W. Watson y L. Wallace, y de un argentino, el Sr, Adrián Pehard, se creó el Lawn Tennis Club. El primer presidente fue el Sr. J. Bacle.

Ubicada en la esquina de Ayacucho y Quintana, esa entidad se ocupó de organizar las primeras competencias locales y rioplatenses, además de fomentar y difundir el deporte en las distintas provincias del país.Treinta años después, en 1921, y ya instalado en el terreno que hoy ocupa –detrás de Hipódromo Argentino-, el Lawn Tennis Club organizó la Copa Mitre, origen del Campeonato Sudamericano por equipos. Ese mismo año, el 2 de septiembre, se fundó la Asociación Argentina de Lawn Tennis. A partir de entonces surgieron figuras como Adriano Zappa, Guillermo Robson, Ronaldo Boyd y Lucilo del Castillo, quienes integraron el primer equipo argentino que jugo un match de la Copa Davis frente a los Estados Unidos. Las crónicas de la época destacaron la gran actuación de los argentinos, pese a haber sufrido una fulminante derrota de 5 a 0 en el Chavy Chase, de Maryland.

Se suman a estos nombres los de María Terán, casada con el tenista Heraldo Weiss, junto con quien obtuvo innumerables títulos nacionales e internacionales; Norma Baylon, en la década del ´60 una de las 10 mejores jugadoras del mundo, y Enrique Morea, el mejor tenista de todos los tiempos, por lo menos hasta la aparición de Guillermo “Willy” Vilas en las canchas (en esa “nueva era” que abrió Vilas se destacaron José Luis “Batata” Clerc, Ricardo Cano, Alejandro Ganzábal, Roberto Argüello, Martín Jaite, Ivana Madruga, Mercedes Paz y Gabriela “la nena” Sabatini, entre otro).
Hoy en día la lista de tenistas de relevancia es demasiado extensa. Basta con mencionar a David Nalbandian, Juan Martín del Potro, Juan Ignacio Chela, José Acasuso, Guillermo Cañas, Juan Mónaco y Gastón Gaudio.

En fin, este deporte individualista por excelencia, dispara las mayores locuras, egolatrías y excentricidades de los jugadores, así como también sus más grandes verdades:

“Pueden llamarme genio”. Roger Federer tras ganar el Abierto de Australia 2007.

“Lo que hice el año pasado (por 1977) es una grosería. Ganar 57 partidos seguidos en polvo de ladrillo, y 85 partidos de los 87 jugados, con 16 torneos ganados sobre 31, es una barbaridad que no voy a volver a repetir en mi carrera, ni creo que en mucho tiempo alguien lo pueda igualar”. Guillermo Vilas.

“¡Por qué no me voy y dejo de hacer papelones acá adentro!”, “¡Qué mal la estoy pasando!”, “No puedo jugar tan mal al tenis, loco, qué lástima”, “¡A mí no me tendrían que dejar entrar más acá! ¡Es una vergüenza que me dejen jugar!”. Wimbledon 2006. Gastón Gaudio.


Pero una de las frases más reflexivas la aportó Goran Ivanisevic, un gran tenista al que no obstante siempre se lo reconoció más por sus locuras que por su juego. Entró a Wimbledon 2001 gracias a una invitación –luego de casi abandonar el tenis por una lesión- y cuando llegó a semifinales dijo: “Cuando empecé mi profesión, mi hermana (Srjdana) se encontraba muy enferma (cáncer). Jugué por ella porque no teníamos dinero. Así que mientras mejor lo hacía significaba poder llevarla a médicos y curarse. Luego vino la guerra. Entonces tenía la motivación de jugar por mi país, por la gente que estaba luchando por mi país. Eso se acabó también. ¿Qué hago ahora? Estaba intentando jugar por alguien, pero no podía encontrarlo. Entonces me dije: ¡Hombre, tras 12 años en el circuito, creo que te mereces jugar por ti mismo un poco, date algo a ti mismo, ya sabes, por todo este trabajo duro que realizaste!”.

Días más tarde Ivanisevic ganó el torneo…


Adieu!!.

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