El Dandy


“El dandysmo es el último resplandor de heroísmo en las decadencias…El dandysmo es un sol poniente, como el astro que declina es soberbio, sin calor y lleno de melancolía. Un dandy no puede ser jamás un hombre corriente”. (Charles Baudelaire).

¿Qué es lo primero que hace un Dandy cuando se despierta con el sol del mediodía? ¿Se complace en la preciosidad? ¿Piensa en dirigir las barricadas en protesta por nuestra ordinaria, burguesa y consumista sociedad? ¿Suspira por los días en que los hombres vestían impecables trajes y medias de fina seda?.
No, el auténtico Dandy no hace ninguna de esas cosas. Claro que no.

El Dandy camina a su cuarto de baño y se asea con esmero, se afeita meticulosamente, cepilla sus blancos dientes y peina rigurosamente su cabello. Luego se examina frente al espejo y no deja librado ningún detalle al azar: el nudo de la corbata, perfecto; el brillo enceguecedor de sus zapatos, perfecto; el efecto de su pañuelo en el bolsillo, perfecto; la precisión de la caída de sus pantalones, perfecto...

El Dandy prefiere visitar a su sastre y zapatero antes que a los museos, los restaurantes, la ópera, el teatro, o los clubes…¿el por qué de esta preferencia?, porque el Dandy es un hombre con una estética impecable e intachable. Vestir bien es su carta de presentación (e identificación).

No sé si serán muchos los que piensan que el fenómeno Dandy es algo del pasado, demodé. Puesto que en una sociedad tan plebeya, vasalla y chata como la que vivimos y tan escasa de autenticidad e imaginación, es difícil convertirse en un Des Esseintes (el excéntrico protagonista de la obra cumbre de Huysmans, “A Contrapelo”) que hace de su protesta individual su inconfundible estilo… Para muchos, los últimos dandies pasearon su elegancia discrepante por los salones Art-Decó de los años ‘20. Y si dandies fueron Cocteau y Diaghilev, el último representante pura cepa del estilo fue el aristócrata Boni de Castellane, amigo de Proust, que escribió en los últimos años de su vida –hacia 1930- un hermoso libro, con uno de los títulos más dandies que se conoce: “L’art d’être pauvre” ("El arte de ser pobre ").

El Dandy es un personaje del Romanticismo. Individualista, irracional en la razón, atrevido. El Dandy es todo un estilo. Es Byron, que llora y se lamenta sin cesar por su perro muerto y desdeña a los hombres, o que mide todas las mañanas la esbeltez de su talle. Es también Lord Baltimore quien se hizo construir un harén, por lo que fue obligado a abandonar Inglaterra, muriendo en Nápoles, camino de Turquía. El Dandy se rebela contra una sociedad –y un mundo- y adopta la esterilidad, la imposibilidad y el mal. Porque el Dandy quiere separarse de los demás y ser así –en su personalismo- más rebelde.Tras el Romanticismo (hasta 1850, fecha tópica), nutrido de Dandies famosos -Brummell «beau Brummell» (“bello Brummell”) por excelencia-, y, cuando ya el dandismo ha entrado de pleno en la literatura –el Dandy es un personaje que se mitifica, y su literatura se acerca a un estilo-, el dandismo sigue evolucionando. Así, surge el Dandy del Simbolismo, el decadente, el estilo “fin de siglo” (Baudelaire, quien se tiñe los pelos de verde, escribió que “el dandy es el artista más puro porque no corrompe su arte con una obra, porque víctima de la necesidad, tan infrecuente hoy en día, de combatir y destruir la trivialidad no sale jamás de su yo, lujosa estancia donde sólo reina su aristocrática superioridad moral bajo la grave aspiración, escrita en letras de oro en el frontispicio de su alma, de ser ininterrumpidamente sublime”). El Dandy intenta horrorizar al burgués y vencer a la mujer en su terreno (o en lo que una sociedad considera su terreno). De ahí el desdén hacia la mujer. De ahí el tono de femeneidad. El Dandy puro no debe hacer nada. Vive solo para su manera. Traslada el arte, la creación, a su persona. No obstante, casi todos los dandies conocidos de finales de siglo XIX fueron escritores o artistas. Si ellos no fueron dandies, trasladaron el dandismo a sus ficciones. A sus personajes…

Poco a poco, el dandismo se fue confundiendo. No es que desaparezca, es que el Dandy pierde agresividad. Aún resta el Dandy en actitud, en sentimiento, en tono (Cocteau lo fue en muchos detalles, por ejemplo), pero el público confunde el término. Y a la actitud ya no se le llama dandismo. Se equivoca el gesto por el traje (el traje -por más impecable e impoluto que sea- es grado cero de significado).Y se le llama Dandy -incorrectamente- al que lleva irreprochable y distinguidísimo frac y un discreto clavel blanco en la solapa. Se confunde Dandy con elegante (elegante, al contrario, es corrección, medida. Es, ante todo, un asentimiento). Un traje es sólo el traje mismo (cuando el dandismo pretende darse a todos -lo dice Barthes en un artículo sobre los dandies y la moda-, el dandismo desaparece. Sólo que tal cosa nunca fue dandismo. El dandismo es un mito, pero rebasa el límite parco de una moda).

El término “Dandy” ha sufrido varias adaptaciones a lo largo de la historia. Es un término que liga al Reino Unido con los Estados Unidos, simbolizando la ida y venida de ideas entre las 2 naciones, comenzando con una cancioncilla satírica llamada “Yankee Doodle Dandy” (importada por los escoceses en Inglaterra por las corrientes migratorias de 1700, “Dandy” fue considerado un término despectivo para una persona con pretensiones por encima de sus posibilidades, así como yankee era también un término altamente despectivo para referirse a un cobarde).

Es preciso de inmediato diseminar un mito: el Dandy no siempre es homosexual. Wilde lo era, Montesquiou lo era, Proust, Cocteau, Jacob lo fueron. Sin embargo, la sofisticación del Dandy no es sinónimo exclusivo de una preferencia sexual fuera de lo común. Es cierto que al Dandy no le gusta describirse a sí mismo como la virilidad en persona, a sabiendas de que entre el hombre llamado "varonil" con la camiseta sucia que escupe en el suelo y piropea a las señoritas y él, se abre un profundo abismo de diferencia. El Dandy, en cierto sentido, es una mujer: ama los perfumes, las flores, el bien vestir, los buenos modales, la elegancia formal; a menudo pinta o escribe poesía, escucha música melódica y prefiere la tranquilidad de un buen libro a un partido de fútbol.

El Dandy, a pesar de su aparente frialdad, puede amar sincera y profundamente a una mujer. Veamos el caso, por ejemplo, de 'Beau Brummel'. Este Dandy de los Dandies fue asediado por liberales damas aristocráticas, burguesas, sirvientas, doncellas, haciendo cola para atraer al irresistible “Beau” que, lejos de convertirse en un burdo mujeriego, eligió la calma entre el bullicio de las acaloradas damas, seleccionando a aquélla que más le interesaba, haciéndolo todo en gran reserva (tampoco podemos olvidar el intenso amor de Scott Fitzgerald y su esposa Zelda Sayre, que enloqueció, todavía joven, y a la que el poeta asistió hasta su muerte, en 1940, o, por citar un último ejemplo, la larga historia de amor entre Louis Aragon y Elsa Triolet).

La pregunta que nos podríamos hacer es:¿Quiénes son los dandies de hoy en día?. Algunos dicen que David Beckham. Para ser sinceros, lo más Dandy que tiene el bello niño futbolero es su gusto por llevar ropa interior femenina (el metrosexual no es el nuevo Dandy del siglo XXI, claro que no). Y volviendo a la pregunta, particularmente creo que 1 de los dandies que transitan por este mundo es el Sr. David Bowie.

En fin, dejen al Dandy con su cigarros, con sus pañuelos, con sus medias de seda y con todos sus maravillosos encantos…porque mientras el snob gasta una cantidad ridícula de dinero haciéndose traer de New York todo lo que dicta el último grito de la moda, el Dandy saboreará delicada y refinadamente su cigarro, elegido por él en función de su único y distinguido gusto, encendiéndolo, porque no, con su último billete de 100 dólares…



Fuentes: "Salones y otros escritos sobre arte", Charles Baudelaire, "Sobre el Dandismo", Honore de Balzac, El Dandy.net (si usted quiere ser un Dandy, o le interesa saber mucho pero mucho más sobre el tema, no puede dejar de leer esta página, realmente un placer para los sentidos).

Para seguir leyendo:
- Personaje Museístico: Giacomo Casanova
-Museo de la Corbata
-El Conventillo Charme: El Maquillaje
-Objeto Museístico: Revista Playboy