La revista Vogue o la biblia de la moda

“Lo que veo con cierta frecuencia es que la gente le tiene miedo al mundo de la moda, y como les asusta y les hace sentirse inseguros intentan derribarlo. Esta industria de la moda es como una religión, y criticarla es una herejía. (Anna Wintour, editora general de la edición norteamericana de la revista Vogue).

Antiguo y Nuevo Testamento de la moda, no hay dama, señora, señorita, doña, doncella o consorte en el planeta Tierra que no la haya “ojeado” tan solo una vez. Destinada a una mujer extremadamente elegante, glamorosa, exitosa y, claro está, de alto poder adquisitivo, esta impoluta Biblia del rouge y los stilettos revaloriza, enaltece y “apetece” el fastuoso mundo del lujo y la exquisitez de una vida con estilo, clase, gusto y personalidad.

Sagrada Escritura en donde la protagonista indiscutida es la mujer, “Vogue” (palabra francesa que en español significa “moda) nació en 1892 de la mano de Arthur Baldwin Turnure. La idea de este gran emprendedor de alta alcurnia era editar una gacetilla para la elite más exigente de Nueva York y por tal motivo armó un staff con individuos de su encopetado circulo social pero carentes de talento literario. Cuando Baldwin murió, otro aristócrata –el Condè Nast– tomó el mando de la publicación. En ese entonces, Vogue no estaba dedicada a la ropa, sino que abordaba temas misceláneos y hasta contaba con una sección de deportes para hombres. Casi sin proponérselo, Nast encontró la veta perfecta para explotar: la moda como una celebridad. De esta manera, Vogue se convirtió en todo un símbolo de status y buen gusto, no sólo porque los auspiciantes se peleaban por publicar sus avisos en ella, sino por la calidad estética del producto en el que primaban dibujos de los mejores ilustradores y fotografías de grandes artistas.


Como referente de todo un estilo, la firma editorial acompañó los cambios sociales y culturales a lo largo del siglo XX. En los ´60, Londres era centro de la moda y ombligo musical del mundo. Las chicas usaban la minifalda de Mary Quant, mientras el sonido y las melenas de Los Beatles inundaban las calles. Provista de una personalidad desenfadada, Diana Vreeland, entonces editora en jefe de Vogue, consignó en la revista temas acordes con los tiempos: moda más contemporánea y artículos que hablaban abiertamente de la sexualidad, como una manera de capturar jóvenes lectores. Al mismo tiempo, catapultó a íconos de la época como Twiggy.

Durante la era de Grace Mirabella, en los ´70, la revista se convirtió en una publicación mensual (antes de ello era quincenal). Lo primero que hizo esta editora fue cambiar el color rojo de las paredes que le había heredado su predecesora por un tono beige. Esa sobriedad fue algo que salpicó a la publicación, la cual –según los entendidos– se tornó aburrida y complaciente. La irrupción de Elle, que en apenas tres años sumó 851 mil suscriptores en comparación al millón 200 mil de Vogue, precipitó la salida de Mirabella. La británica Anna Wintour, un verdadero personaje cuyo sello distintivo es usar estrictas gafas oscuras Channel, le devolvió –hasta el día de hoy– el brillo y la reputación a la marca.

Wintour optó por abrir el carácter “exclusivo” de Vogue a las nuevas tendencias y a una audiencia más amplia. A diferencia de Mirabella, que usaba sólo rostros de modelos reconocidas, Wintour inauguró su reinado, en 1988, con la fotografía de una anónima muchacha israelí vestida con un jeans de escasos 50 dólares y una chaqueta Christian Lacroix de 10 mil. Anna imponía tendencias y el mundo fashion se rendía a sus pies.

Hoy por hoy, la diva del mundo editorial se ha transformado en la encarnación de la revista y en una de las personas más poderosas de la industria. Sus detractores la acusan de ser despótica, caprichosa, de maltratar a sus empleados, de abusar de las pieles naturales y de ser totalmente elitista (las malas lenguas cuentan que una vez la revista realizó un reportaje sobre el cáncer de mama, el cual comenzaba con la historia de una azafata, pero como Anna no quiso que en la revista hubiera una “aeromoza” tuvieron que buscar a una mujer de negocios exitosa que tuviera cáncer). Quienes la conocen personalmente dicen que suele aparecer como brillante o estúpida, según el momento del día y su humor; como artista, como matona, como chivo expiatorio de los problemas alimenticios de miles de mujeres en el mundo....Pero sea cierto o no cada una de estas opiniones lo verdadero es que todos refieren a una persona que está por encima de la moda porque “ella es la moda misma”.

Winstour también fue la “musa inspiradora” del best-seller “El Diablo se Viste a la Moda” (en inglés “The Devil Wears Prada”), escrita por su ex asistente Lauren Weisberger, quien la retrata como una perfecta tirana (a mediados del 2006 la versión fílmica fue lanzada con gran éxito comercial. Anna asistió a la premiere vestida de un impecable y soberbio Prada, y tras la pregunta de los periodistas sobre que le había parecido la película, ella respondió: “…Las mujeres poderosas en los medios siempre son inspeccionadas más duramente que sus contrapartes masculinas…”).


Tarea extremadamente difícil es poder salir en la “Vogue” de Wintour. Para lograr dicho objetivo esta editora top nos dice que hay que ser “sofisticado”, “extravagante”, “interesante” e “inteligente”. Tal como es ella y todos los que con ella trabajan. ¿Y si alguna periodista aparece vestida con un color de la temporada pasada? Out, y derecho a la guillotina. “Es que estamos vendiendo un estilo de vida”, se defiende o justifica. “No sé cómo hace ella”, se asombra su colega, la directora de Vogue británica, Alexandra Shulman. “Anna parece que habitara en las páginas de Vogue”.


En fin... como bien canta Madonna”…Greta Garbo, and Monroe Deitrich and DiMaggio Marlon Brando, Jimmy Dean On the cover of the magazine Grace Kelly; Harlow, Jean Picture of a beauty queen Gene Kelly, Fred Astaire Ginger Rodgers, dance on air They had style, they had grace Rita Hayworth gave good face Lauren, Katherine, Lana too Bette Davis, we love you Ladies with an attitude Fellows that were in the mood Don't just stand there, let's get to it Strike a pose, there's nothing to it… strike a pose…VOGUE VOGUE VOGUE…!.



Adieu!.