Personaje Museístico: Papá Noel

¿Quién de niño no ha soñado con que llegue Papá Noel por la chimenea, o en su defecto toque el timbre, vestido con su traje rojo y blanco, su tupida barba blanca y su inconfundible y tan sonoro jo jo jo jo?.

Algunos niños le escriben extensas cartas, otros le cuelgan grandes medias en la chimenea o en la pared y otros, incluso, lo esperan con galletas de chocolate y un vaso de leche.
Si cerramos los ojos por un instante y pensamos en Papá Noel, inmediatamente nos transportaremos al frío Polo Norte y veremos, en nuestra mente, una enorme fabrica de juguetes y regalos listos para que “Santa” los reparta en su trineo volador con sus famosos y mágicos renos.
Lamentablemente, Santa no tiene su “sede” en el Polo Norte. Digamos que su historia derivó de San Nicolás, un obispo turco que vivió en el siglo IV d.C. que se distinguió por su generosidad y amor hacia los niños.

Nicolás de Mira nació en Patara de Licia, una antigua provincia del Asia Menor que hoy corresponde a Turquía. Desde niño se caracterizó por su generosidad ya que todo lo que tenía lo repartía entre los pobres (Nicolás le decía a sus padres: “Sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”).
Desde joven sintió la vocación por convertirse en obispo, como su tío materno, debatiéndose entre su ideal y el anhelo de su padre de que siguiera sus pasos como comerciante.
Debido a la epidemia de peste que azotó la ciudad, los padres de Nicolás murierón, y este quedó como unico heredero de una inmensa fortuna, la cual repartió entre los pobres y enfermos del pueblo.
Nicolás se recluyó en un monasterio y después de un tiempo visitó la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús. Al volver de ese viaje fue a la ciudad de Mira (en Turquía), donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior, justamente el tío de Nicolás, había muerto. Luego de debatir por muchas horas, los sacerdotes dijeron: “Elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo”. Y en ese momento, sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. De ahí en adelante el nombre de San Nicolás se extendería por toda la región llegando a traspasar fronteras y permanecer en el tiempo.

A San Nicolás se le atribuyen muchas historias y milagros relacionados con los niños, los pobres y los marineros. Por ejemplo, su fama de repartidor de regalos se basa en la historia que cuenta que un empobrecido padre de 3 hijas, no podía casarlas por no tener la dote necesaria; enterado de esto, Nicolás le entregó una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas (se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines de las niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarlos). La relación que tiene con los niños nace de la historia que indica que un criminal hirió a cuchilladas a varios de ellos, y el santo, al rezar por los pequeños, obtuvo su curación instantánea. También fue nombrado Patrono de los marineros porque, según otra historia, estando ellos en medio de una gran tempestad en altamar empezaron a decir: “Oh, Dios, por las oraciones de nuestro buen obispo Nicolás, sálvanos”, y fue en ese momento cuando vieron aparecer sobre el barco la figura de San Nicolás, el cual bendijo las aguas y las tranquilizó inmediatamente (a partir de esto, los marineros del mar Egeo y los del Jónico tienen una “estrella de San Nicolás” y se desean buen viaje con estas palabras: “Que San Nicolás lleve tu timón”).

Después de su muerte, el 6 de diciembre del año 345, la devoción hacia Nicolás creció de tal forma que se convirtió en el patrón de niños, marineros, mercantes, panaderos y viajeros (en Constantinopla -Estambul actual- y en Rusia se construyeron iglesias dedicadas a su nombre y llegó a convertirse en el patrono de lugares como Campen, Holanda; Nápoles y Sicilia en Italia; Freiburg en Suiza y también de ciudades en Alemania, Austria, Bélgica y Rusia). En 1087 sus restos fueron llevados a Bari, en la costa adriática de Italia, de allí que en occidente se le conoce, también, como San Nicolás de Bari.

Con el pasar de los años, la imagen de San Nicolás se fue transformando gracias a la imaginación de varios personajes.
La cruz de su pecho desapareció; sus accesorios de obispo fueron remplazados por el famoso traje rojo y blanco, las botas y cinturón negro y el infaltable gorro rojo.
Todo comenzó hacia 1624 cuando inmigrantes holandeses llegaron al territorio americano y fundaron la ciudad de Nueva Amsterdam, más tarde llamada Nueva York. Allí erigieron una imagen de San Nicolás e hicieron todo lo posible por mantener su culto y sus tradiciones. Su devoción por “Sinterklaas” o “Sinter Klaas” (de ahí Santa Claus) era tan arraigada y pintoresca que escritores americanos empezaron a escribir sobre este personaje.
El primero en hacerlo fue Washington Irving, que en 1809 publicó “La historia de Nueva York según Knickerbocker”, donde describió cómo San Nicolás se convirtió en un hombre mayor, generoso y sonriente, que vestido con sombrero de alas, calzón y pipa se dedicó a arrojar regalos por las chimeneas. Irving llamó a este personaje el “guardián de Nueva York”, lo que hizo que ganara popularidad entre los norteamericanos.

Posteriormente aparecería un poema titulado “Una visita de San Nicolás”, publicado en 1823 por el periódico “El Centinela”, de Nueva York, que contribuyó a la evolución de los rasgos típicos del personaje (San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado con campanillas. Su aspecto adquirió rasgos de los gnomos, su estatura se hizo más baja y ganó peso). A esas alturas era tal su popularidad que Washington Irving y algunos de sus amigos crearon en 1835 una sociedad literaria dedicada a San Nicolás.
En los años posteriores, sus dibujos fueron cambiando a una imagen más parecida a la actual. Santa Claus dejó de ser una figura religiosa y se convirtió en un personaje característico de la Navidad (emblema de paz, amor, ayuda y prosperidad).

El momento más importante para la imagen de “Santa” ocurrió cuando la empresa Coca-Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus / Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931. En este punto, sin embargo hay que aclarar que es solo una leyenda urbana la creencia de que el color rojo y blanco de Santa Claus tenga su origen en los spots que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931, aunque sí es cierto que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito mismo. Hay muchas ilustraciones y descripciones fidedignas anteriores al spot como la de Thomas Nast (1869) o St. Nicholas Magazine (1926), entre otras; eso sin considerar además las antiguas representaciones religiosas del obispo San Nicolás de Mira / Bari, en las que es común el color rojo y blanco de la vestimenta religiosa.
En cuanto a la morada de Papá Noel, fue a principios del siglo XX cuando se esparció la idea de que viviría en el Polo Norte; sin embargo igualmente hay que recordar que existen otros lugares cercanos postulados como su hogar, los cuales son: Laponia sueca, Laponia finlandesa y Groenlandia; puesto que el Polo Norte está en medio del Océano Ártico.

Aunque llame la atención, en varios países la figura de Santa Claus está rodeada de diferentes acusaciones. Por ejemplo, se le acusa de ser un producto comercial al servicio del consumo, de ser una figura americana intrusa y destruir las tradiciones locales.
Bettina Schade es una de las promotoras de la iniciativa para defender la figura de San Nicolás frente a la de Santa Claus invasor en Alemania. Bettina explicó que "el origen cristiano de la Navidad, el nacimiento de Jesús, ha sido colocado en el segundo plano. Se está volviendo cada vez más una festividad reducida a un simple comercio y compra de regalos".


En fin…JO JO JO JO…!!!! Feliz Navidad para todos!!!!

Adieu!.

Este post quiero dedicarlo especialmente a Fabricio, el sobrinito de Mariano, quien todavía cree ferviente y encantadoramente en Papá Noel, y a “trasgu”, uno de nuestros fieles seguidores.