Personaje Museístico: El alquimista Nicolas Flamel

Cuando hace unos años leí “Harry Potter y la Piedra Filosofal" me dio interés por conocer la historia de Nicolás Flamel (mencionado en dicho libro) y también sobre la alquimia. Por tal motivo paso ahora al tema en cuestión.


El terminó “Alquimia” abarcaba originariamente los ámbitos de la química, la magia, la astrología y la teología. En China se desarrolló una forma independiente que, entre otras cosas, también dedicaba especial atención al conocimiento de las plantas. Hoy en día es imposible determinar si la alquimia de Extremo Oriente y la de Occidente se remontan a las mismas fuentes.
Probablemente la alquimia europea fue un fruto de los mitos y prácticas religiosas y rituales de la antigüedad. Según una leyenda, la cuna de la alquimia está en Egipto, donde la divinidad Thot fundó el arte y la ciencia. Históricamente la alquimia europea se remonta a Grecia del siglo V a.C. Ya entonces los alquimistas emitieron teorías que más de un milenio después ganaron significación, como los primeros conocimientos de medicina y los elementos aislados de Empedócles o la teoría atómica de Demócrito. En el siglo III d.C. destaca otro alquimista notable, Zósimo de Panópolis, que en sus 28 libros de alquimia describe el modo de convertir la plata en oro con la ayuda de una tintura de mercurio.
En el siglo VIII d.C. Jabir Ibn Hayyan dejó constancia en uno de sus escritos de que al llevar a cabo cualquier experimento se tenía que seguir un método. Fue él quien desarrolló los métodos básicos de la química y quién proporcionó las primeras descripciones de mecanismos de reacción; por eso se lo considera el padre de la química. También fue él quien informó de una aleación química que podía producir oro: se componía de una pequeña cantidad de azufre y de mercurio en estado puro.
A partir del siglo XII la alquimia pudo echar raíces en Europa. Si bien es cierto que en la mayoría de los casos los alquimistas de la Edad Media sólo podían trabajar en la clandestinidad, también es verdad que muchos de ellos gozaban de buena reputación y se les encargaban investigaciones, como la elaboración de horóscopos o trabajos médicos.
Uno de los primeros alquimistas que pudo hacerse un nombre en Europa fue el francés Nicolas Flamel.
Él era escribano y librero en la ciudad de París (1330-1413 apróx.). Se dice que, mientras dormía, se le apareció en sueños un ángel y le enseñó un libro que contenía el secreto de la piedra filosofal (según se creía, la piedra filosofal era la sustancia que permitía convertir cualquier metal en oro). Años después, en 1357, un hombre entró en su librería y le ofreció un volumen que, inmediatamente, Flamel reconoció como el que había aparecido en sus sueños.
Dicho hombre le pidió una suma importante de dinero por aquel libro (dos florines), pero Nicolas no dudó en comprarlo (el libro tenía una tapa de cobre bien encuadernada, sus hojas estaban hechas de corteza de arbusto, y parecía muy antiguo. En lugar de letras contenía unas figuras extrañas que Flamel no alcanzaba a comprender, y lo firmaba un tal “Abraham el Judío”).
Durante los años siguientes, y con la ayuda de su amada esposa Perenelle, intentó descifrar el contenido de tan extraordinario libro, pero, a pesar de dedicarle varias horas, no realizó ningún progreso. Frustrado, consultó a los alquimistas más célebres de París, pero estos no pudieron ayudarlo con el significado de aquellos símbolos. Debido a esto, decidió viajar a la Península Ibérica (cuna de la alquimia). Mientras peregrinaba a Santiago de Compostela, según relata en su “Libro de las figuras jeroglíficas” de1399 , conoció a un judío converso llamado “Canches”, quien al ver una copia del libro le dijo emocionado que aquellos símbolos estaban relacionados con la Cábala. Por tal motivo, deciden entonces regresar juntos a París para profundizar en el estudio de la obra, pero antes de llegar, Canches, que padecía una enfermedad terminal, muere. A pesar de esto, el español ya le había dado a Flamel la clave para descifrar el manuscrito, por lo que este continuó estudiándolo en compañía de su esposa, y pronto ambos comenzaron a realizar experimentos. En 1382 logra convertir mercurio en plata. Unos meses más tarde obtiene la piedra filosofal y el 25 de abril transmuta por fin una cierta cantidad de mercurio en oro puro. A partir de ese momento comienza a amasar una enorme fortuna que dedica sobre todo a obras de caridad (fundó siete iglesias y tres capillas, y equipó a 14 hospitales de la ciudad. Fue dueño de una treintena de casas y fincas, y su fortuna era tan grande como la de un noble de aquel tiempo, tal es así que se dice que el rey Carlos VI de Francia le pidió que le aportara oro a las arcas reales mediante su sistema de transmutación. Con ese bagaje se ganó fama de ciudadano respetable hasta su muerte).
Poco después de su muerte, su tumba y la de su esposa, que se encontraban en la iglesia de St. Jacques de la Boucherie, fueron exhumadas y se comprobó que en las tumbas, en lugar de los restos mortales, yacían troncos de árbol (la losa fúnebre, la cual reza “De la tierra vengo y a la tierra vuelvo” se conserva en el Museo Cluny de Paris). Posiblemente sea este hallazgo la causa de que desde entonces se asocie la piedra filosofal a la vida eterna (los rumores sobre la inmortalidad de Flamer eran tan fuertes que incluso, hacia 1700, saltaron al terreno literario. Ese año, Flamel apareció por primera vez como personaje de novela. Fue en la obra de Montfaucon de Villars, “Le Comte de Gabalis”, donde el ilustre escribano apareció retratado como el alquimista furtivo que logró, gracias a un misterioso tratado que cayó en sus manos, sintetizar su piedra. Tras él, autores como Larguier -1936-, Marguerite Yourcenar -1968- o J. K. Rowling en su primer libro de Harry Potter -1997-, el cual hice mención anteriormente, utilizaron su historia para adornar un mito que todavía pervive: Flamel no sólo se hizo rico gracias a sus hallazgos alquímicos; también logró el elixir de la eterna juventud, con el que burló a la muerte. Tal es así que varias personas dijeron haberlo visto de forma esporádica en los siguientes 600 años.

En fin, no se si Flamel está, o no, con vida, pero si así fuera me encantaría preguntarle cual es el secreto, tan bien guardado, de la vida eterna.



Adieu!!.