Objeto Museístico: La Heladera


Ayer a la tarde me dispuse a limpiar toda la casa. Comencé con el baño y seguí por la habitación. Cuando estaba a punto de terminar con la cocina, me acordé que me faltaba la heladera. Lo primero que hice fue desenchufarla y luego tomar un cuchillo para picar el hielo acumulado que se encontraba en el congelador.
Como la heladera se parecía más a un glaciar continental que a un lugar donde se conservan fríos los alimentos, tuve que picar, sin parar, por más de una hora. Finalmente la heladera quedó sin hielo, pero también sin uno de los tubos del congelador (lo “pinché” sin darme cuenta).
En fin, como no hay mal que por bien no venga, hoy fui a comprar una hermosa heladera “Electrolux”, y esta vez con freezer. Por tal motivo, el tema de hoy se trata, nada más ni nada menos, sobre este indispensable, necesario, esencial y requerido electrodoméstico.


La heladera es un aparato que se usa para la conservación, a baja temperatura, de alimentos perecederos. Según el principio en el que se basa la producción del frío, se distinguen dos tipos, los de compresión y los de absorción.
Para reducir la temperatura, los primeros utilizan la compresión y la posterior expansión de un gas, mientras que los de absorción aprovechan la evaporación y posterior condensación de una mezcla de agua y amoníaco calentada mediante una resistencia eléctrica.
Esto que menciono es lo moderno, lo actual, pero la idea de utilizar hielo o nieve para conservar los alimentos, o mantenerlos fríos, es muy antigua.
Por ejemplo, los reposteros Chinos, queriendo elaborar uno de los postres favoritos de sus emperadores, la pulpa de fruta helada, guardaban en el palacio imperial hasta mil barras de hielo que iban desmenuzando según las necesidades del momento. Cuenta Marco Polo en su “Libro de las maravillas del mundo” que cuando estuvo en la corte de Kublai Khan le ofrecieron leche helada con azúcar, golosina que se vendía por las calles de Pekín (tres siglos antes de esto, los califas cordobeses disponían de hielo y nieve que se hacían traer desde Sierra Nevada para hacer sus helados).


El médico español Blas de Villafranca, residente en Roma, inventó en 1550 un medio de conservar el hielo por más tiempo que lo normal, e incluso de aumentar su poder congelador. El secreto era sencillo: añadir sal. Este pequeño e ingenioso hallazgo permitió el uso de los pequeños “armarios de nieve”, modelo más antiguo conocido de lo que hoy llamamos nevera.
Un siglo después, el filósofo inglés Francis Bacon moría víctima de su curiosidad al tratar de congelar un pollo rellenándolo con hielo; el buen sabio se pescó una terrible congestión y a consecuencia de ello, murió.
Según algunas fuentes, en 1805, el inventor estadounidense Oliver Evans diseñó la primera máquina refrigerante. Diez años después, su compatriota el doctor John Goorie, un médico de Florida, construyó un refrigerador basado en el diseño de Evans para hacer hielo que enfriara el aire para sus pacientes enfermos de fiebre amarilla (y aunque fue cuestionado por la sociedad por producir hielo en cualquier época del año, y querer competir "con Dios", logró su patente en 1851). La creación estaba basada en un líquido que se evaporaba y luego se condensaba con la ayuda de una máquina, pero el proceso era tan costoso que era más económico transportar hielo de Noruega que fabricarlo artificialmente.


Hubo que esperar a 1834 cuando el norteamericano, residente en Londres, Jacob Perkins, fabricó por primera vez en la historia el hielo artificial (cuando sus empleados le presentaron la primera muestra, él se limitó a decir: “Verdaderamente está muy frío”). Era un paso importante para la fabricación de los primeros refrigeradores.
El primer aparato moderno que utilizó la idea de Perkins apareció en el año 1850. Era un armatoste voluminoso, a modo de armario en cuyo interior se introducía grandes bloques de hielo. Esas cámaras se aislaban con forro de pizarra, y los alimentos se depositaban en compartimentos pequeños, ya que el hielo, junto con el material aislante, ocupaba casi todo el espacio útil. Más que frigoríficos o refrigeradores eran simples neveras que no diferían en mucho de los “armarios de nieve” del siglo XVI.


En 1874, un profesor de Física suizo, Raoul Picter, usó el óxido de azufre para lograr un sistema de refrigeración por compresión. Con este sistema, en 1876, se realizó en Londres, la primera pista de patinaje sobre hielo.
Hacia 1879 salió al mercado el primer frigorífico doméstico de naturaleza mecánica. Lo inventó y fabricó el alemán Karl van Linde. Empleaba un circuito de amoníaco, y su sistema se accionaba mediante bomba de vapor. De este artefacto se vendieron más de doce mil unidades en 1891, un año después de que el ingeniero Seeger diera al frigorífico su forma externa definitiva.


En 1931, Thomas Midgley descubre el clorofluorocarbono, (nombre comercial: Freon o R-12) que por sus propiedades fue desde entonces muy empleado en máquinas de enfriamiento como equipos de aire acondicionado y refrigeradores, tanto a escala industrial como doméstica.
Entre 1872 y 1877 se hicieron varios experimentos con refrigeración basada en la compresión del amoníaco. Primero el norteamericano David Boyle patentó un compresor, que fue perfeccionado más tarde por el alemán Karl Von Linde, quien perfeccionó dichas máquinas y las comercializó.
En 1913 fue puesto a la venta en Chicago el primer refrigerador eléctrico por “Domestic Electric Refrigerator”, pero el que logró popularidad fue el “Kelvinator” de 1918, inventado por Nathaniel Wales.
En 1923, Balzer von Platen y Karl Munters inventaron el frigorífico eléctrico, el modelo Electrolux, cuya patente compró la firma norteamericana Kelvinator, que lo fabricó en serie 2 años después (este electrodoméstico era muy peligroso debido al uso de gases tóxicos como el amoníaco y el ácido sulfúrico. Pero ese problema se solucionó con el invento del freón, en 1930. Con aquel último toque, la heladera adquiría su forma definitiva).
A partir de 1931 comenzó a acelerarse la fabricación industrial, con empresas como Electrolux en Suecia y Servel y General Electric en los Estados Unidos. Esta última ya en 1926 logró fabricar una nevera hermética, y en 1939 saca al mercado una heladera con dos temperaturas y dos compartimientos.


A partir de 1970, se popularizaron los llamados freezers, que permiten conservar alimentos congelados en buen estado durante muchos meses.


Buen fin de semana para todos!.
Post dedicado a mi amada madre, M. Cristina Saborido, quién "colaboró" para que esta humilde museóloga y su "partenaire" puedan disfrutar de las maravillas del bien ponderado freezer.
Adieu!!.