Personaje Museístico: Harry Houdini



Galeras, conejos dentro de las galeras, varitas mágicas, naipes que desaparecen, mujeres cortadas por un serrucho…en fin, todo un mundo que, para mí, siempre fue sorprendente. Esto que acabo de mencionar me hizo recordar cuando, siendo una pequeña niña, miraba en la televisión “Las manos mágicas”, un corto televisivo estadounidense que enseñaba trucos de magia (este programa casi fue cancelado en Argentina debido a las miles de quejas que recibía a diario. La comunidad de magos, muy enfurecida, recriminaba el hecho de que en el programa fueran explicados todos y cada uno de los misteriosos trucos mágicos. Y sí, son cosas que suceden…).




Ahora bien, vayamos al personaje nuestro del día de hoy que es, nada más ni nada menos, el mago y escapista Harry Houdini. 
Nacido el 24 de Marzo de 1874 en Budapest, Hungría, Ehrich Weiss emigró junto a su familia a Estados Unidos cuando tenía 4 años.
Su primer trabajo fue como aprendiz de cerrajero y más tarde se sabe que pasó por algún circo como contorsionista.
Sus primeras presentaciones de magia fueron cuando tenía 15 años y siendo un gran interesado por el tema leyó y aprendió todo lo que pudo al respecto, tal es así que su nombre artístico es en homenaje al mítico Robert Houdin, considerado el “padre de la magia moderna” (el término magia deriva de magi, uno de los elementos religiosos incorporados por los magos en la antigua Babilonia. Hubo magos en Roma, en Grecia y en casi todo el mundo occidental y oriental de la Antigüedad, cuando la magia o hechicería popular estaba relacionada con antiguos ritos de fertilidad e iniciación en el conocimiento).
Houdini pronto comenzó a interesarse por el “escapismo” (en aquella época algunos espiritistas invocaban fantasmas mientras permanecían atados, para evitar sospechas de fraude. Houdini comprendió que se liberaban secretamente para manipular la escena con efectos mágicos. Houdini decidió que tal vez “escaparse” podía ser un número en sí mismo).
Las habilidades de Houdini para liberarse de ataduras con cuerdas, cadenas con candados y otras situaciones complicadas (se dice que escapó de “un monstruo marino” pero probablemente se trataba de un calamar gigante o ballena, de cuyas tripas consiguió salir airoso) encantaban al público que deseaba a la vez que triunfara y que fallara; la sensación de peligro inminente era poderosa en cada uno de sus números.
Aunque sus secretos permanecieron bien guardados se cree, por los libros que publicó, que en general realizaba sus proezas ocultando ganzúas y otras herramientas en los distintos orificios de su cuerpo, como por ejemplo el orificio anal (también se supo que se tragaba las llaves para más tarde regurgitarlas y de esta manera poder abrir los candados).



Uno de los puntos que no se pueden obviar es el de la obsesión de Houdini por la muerte. A partir de cierto momento en su carrera, casi todos sus retos supusieron un enfrentamiento directo con la muerte (el peligro era tan real que el público se sentía sumamente cautivado, pero al mismo tiempo algunos abandonaban la sala, debido a la impresión, antes de que terminara el espectáculo). Curiosamente Houdini había tenido un accidente en un río siendo pequeño, con siete años, y estuvo a punto de morir ahogado. Es interesante que muchos de sus retos tengan como protagonista precisamente la inmersión en agua (bidones, acuarios, ríos) en los que siempre terminaba burlando a la muerte. Cabe destacar que su madre siempre asistió a sus más arriesgadas proezas. Cuando ella murió, para Houdini fue un golpe muy duro.

La última parte de su carrera Houdini la dedicó a una faceta muy especial: ser el azote de los espiritistas. Los millones de muertos de la I Guerra Mundial, así como los avances en las ciencias, la electricidad y el cambio de siglo habían producido un resurgimiento de lo paranormal: eran cuestiones poco entendidas todavía, pero misteriosas y fascinantes para el gran público, que había perdido recientemente a muchos de sus seres queridos. Houdini nunca había creído en el espiritismo y se mostró especialmente irritado cuando una médium intentó contactar con el espíritu de su querida madre, fallecida años antes. Cuando la médium transcribió el «mensaje literal» que había recibido, Houdini reveló que difícilmente podía ser en verdad su madre: el mensaje estaba en inglés, mientras que su madre solamente hablaba una mezcla de alemán, húngaro y yidis; además una cruz encabezaba el mensaje, pero su familia era judía. Indignado, juró entonces convertirse en un cruzado contra el espiritismo (a veces hasta con disfraces se presentaba en reuniones para desenmascarar a los fraudes).
Es en esta época cuando Houdini entabla una profunda amistad con Sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, pero sus creencias pronto se vieron enfrentadas: Conan Doyle era un creyente del mundo espiritual y paranormal, mientras que Houdini mantenía una ferviente batalla contra todo ello.



El final de la vida de Houdini se produjo en extrañas circunstancias. En 1926 unos estudiantes universitarios se dirigieron hacia Houdini mientras este descansaba tras haber terminado uno de sus espectáculos. Uno de ellos lo retó a recibir unos cuantos golpes en el abdomen para comprobar si su resistencia física era tan legendaria como se decía. El mago aceptó sin miedo. Sin embargo, antes de que pudiera prepararse adecuadamente, recibió un primer fuerte puñetazo, al que siguieron varios más. Aunque aguantó los golpes como un buen actor, había sufrido sin saberlo una rotura de apéndice que le provocaría días más tarde, precisamente el 31 de octubre de 1926 (el día de Hallowen) la muerte. Otras investigaciones revelaron que Houdini fue golpeado en días posteriores por más personas y entre ellas un misterioso personaje apellidado Whitehead, a quien se ha identificado como un destacado "espiritualista". William Kalush y Larry Sloman, autores de "The Secret Life of Houdini: The Making of America"s First Superhero", señalan, además, que durante su estancia en el hospital y cuando mostraba síntomas de mejoría, pocos días antes de morir, a Houdini le administraron un suero "experimental" del que no se supo su contenido, por tal motivo, muchos creen, en realidad, que Houdini murió envenenado.

Por último es muy interesante lo siguiente: tras muchos años luchando contra lo paranormal, el mago había diseñado un reto definitivo aprovechando su propia muerte. Ideó un código secreto que compartió con su mujer, consistente en diez palabras secretas (curiosamente, extraídas de una carta de Conan Doyle). Si alguna vez contactaba a través de algún médium “desde el más allá” usaría esas palabras, de modo que Bess, su esposa, pudiera tener la certeza de que el contacto era genuino. Al cabo de diez años, su mujer celebró una última sesión, sin éxito. Apagó entonces una vela que simbólicamente había mantenido encendida junto a la fotografía de Houdini. “Diez años son suficientes para esperar por cualquier hombre”, dijo. Desde entonces, es tradición entre los magos celebrar sesiones en las que se invoca al espíritu de Houdini cada 31 de octubre.

Me despido hasta la próxima...y como no podía ser de otra forma, voy a concluir este post con lo siguiente:

♪♪Las manos mágicas te dirán la forma de aprender, bonitos trucos que de magia soooon…el resto depende de Usted!.♪♪
Salud!.