Personaje Museístico: Betty Boop

           

Reina de la coquetería, de niña siempre quise ser parecida a Betty Boop. Sus grandes ojos acompañados de quilométricas pestañas, sus labios en forma de corazón y, desde ya, su cortísima melena hicieron que le pidiera a mi madre, más de una vez, que me cortara el cabello igual que a Betty (reiterados pedidos que, por supuesto, quedaron pendientes). En fin, no me dejaron otra opción que “sobrevivir” a mi corte carré por años y años.
Ahora bien, vayamos a lo nuestro.



En Estados Unidos, con la Ley Seca (1920-1933), muchos bares y cabarets tuvieron que cerrar, y, en su lugar, se crearon clubs de jazz privados. En estos locales comenzaron a surgir un determinado tipo de mujeres a las que se las denominó “flappers” (las flappers eran mujeres jóvenes que usaban faldas cortas, no llevaban corsé, lucían un corte de cabello especial -denominado bob cut- escuchaban música no convencional cuyos ritmos también les gustaba para bailar, usaban mucho maquillaje, bebían licores fuertes, fumaban y conducían, con frecuencia a mucha velocidad. Todas estas conductas eran un desafío a las leyes, o contrarias a lo que se consideraba socialmente correcto).

Por aquellos tiempos, el maestro de la animación Grim Natwick, veterano de los estudios de Walt Disney y Ub Iwerks, dibujaba, a pedido de Dave Fleischer, la caricatura de un caniche francés que, según parece, debía estar inspirado en la figura de Helen Kane, cantante y actriz estadounidense contratada por Paramount Pictures (según cuenta la leyenda, la relación de Helen Kane con Betty Boop no fue demasiado buena. Aunque la idea inicial era mantener el interés hacia Helen, estrella ya en declive, La Paramount, que era el estudio de ambas, dejó paulatinamente de apoyar la carrera de la cantante para centrarse en la del dibujo animado haciendo que la fama de Helen decayera, aún más, a la misma velocidad que la de Betty-Boop subía. Helen acabó llevando a la Paramonut y a Max Fleicher a los tribunales por apropiación indebida de la imagen, entre otras cosas. El juez consideró que había más artistas que usaban ese modo de cantar por lo que no veía motivo para la demanda. Por tal motivo, Helen perdió el juicio). 


                                                                         Helen Kane 

Otra figura que tiene principal importancia en la “vida” de Betty fue Mae Questel.
A los 17, Mae Questel en contra de su conservadora familia, había ganado un concurso de imitadoras de Helen Kane en el RKO Fordham Theater del Bronx. Mae hacía una interpretación perfecta del éxito Boop-oop-a-doop de Helen Kane, lo que la llevó a abandonar su empleo como maestra para integrarse al Vaudeville. En 1931, Max Fleischer la vió actuar y, prendado de su cálida voz, la contrató para el clásico animado Betty Boop. Posteriormente pondría voz a la pequeña Lulú, a Olivia (de Popeye) y en alguna otra ocasión aparecería actuando delante de las cámaras como en “Historias de New York”, o en “¡Qué me importa el dinero!”, pero fue en Betty Boop donde inmortalizó su voz para siempre.


                                                                       Mae Questel

La aparición de Betty Boop como ha quedado en nuestra memoria no ocurrió hasta 1932 con el estreno de Any Rags (Cualquier Trapo), cuando su animador la rediseñó para ser reconociblemente humana en el dibujo animado,  casualmente un año después de conocer a Mae,  sus orejas de perro caniche de lanas blandas se volvieron pendientes en forma de aro, y su piel de perro se volvió un corte de cabello bien corto y al cuello.

Este personaje animado, que se caracteriza por ser el primero en mostrar una sensualidad abierta, tuvo muchos detractores así como fans a lo largo de muchas décadas. Durante la Segunda Guerra Mundial los pilotos americanos la eligieron como símbolo y su figura fue pintada en muchos aviones. Igualmente dicen que fue insignia o emblema de alguna escuadrilla de aviones en la Guerra Civil Española.



 La actuación de Betty Boop como personaje animado y de cómic se desarrolló hasta el año 1939, cuando en el paso del blanco y negro a la aplicación de la técnica del “technicolor” Paramount, que tenía los derechos, retiró a Betty Boop de la escena cinematográfica (podemos decir entonces que con la llegada del color al cine Betty Boop se tomó un descanso. Sin embargo, fue retomada como símbolo de movimiento contracultural de los 60. En la película “Easy Rider” hay una escena donde aparece un antiguo póster de esta gran artista).

En 1988, Betty apareció por primera vez en años, en un cameo en la película ganadora de un premio de la Academia ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. Se corrió rápidamente el rumor de que los animadores habían colado un frame de Betty desnuda, invisible para la audiencia, obviamente. Si ese frame existió, o no, nunca lo sabremos ya que se cambió por uno convencional una vez que la película salió a la venta en vídeo.



Vestida con un traje ceñido a su pequeño cuerpo y una diminuta falda con un corazoncito bordado en su extremo inferior y, desde ya, liga a la vista, esta muchachita desenfadada y atrevida fue asumiendo la apariencia que la haría toda una celebridad. Todo un ícono indiscutido de la feminidad. Todo un símbolo de la delicada sensualidad…

Querida amiga Betty Boop, a tu salud!